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lunes, 15 de febrero de 2021

El libro que Remiel mordió.


Hoy he vuelto a abrir la computadora portátil para escribir…
No retomar los textos pendientes u olvidados, no, sino para palpar el teclado, y utilizarlo de lienzo para dibujar lo que mi alma lleve dentro.
En el estéreo suenan los temas acústicos de una agrupación que es mi predilecta, y cuyos álbumes aparecen cada determinada órbita, cuando la Tristeza sobrevuela mi atormentada Galaxia.
La guitarra raspando el ambiente en penumbra, el piano con sus notas que saltan de manera humana, escapando por la puerta entreabierta, y el orificio que se ha formado entre la persiana mal cerrada.
 
Pelusas que vuelan por doquier y aterrizan en el escritorio, mientras intento concentrarme en el brillo cansado de la pantalla del aditamento informático. Una que otra basurilla va a parar en medio de las letras… ¡Qué armonía, todas en vocales!
Y en mi mente, las ideas naufragan en medio de las emociones encontradas, intentando ir atrás, y cambiar las líneas temporales que se han formado en las últimas semanas.
 
Extrañamente, encuentro en este mar en zozobra, una fluidez insospechada al momento de dejar escapar las letras que se supone, son el chorro de agua emocional que escapa del tanque lleno que representa mi corazón agobiado, casi aletargado, pero aún sufriendo de Dolor, de Incomprensión e Incertidumbre.
 
Una cliente me ha escrito hoy por la mañana, para decirme que amaneció hundida hasta la nariz en una crisis que amenazaba con ahogar su existencia toda. Horas después me llega una imagen donde muestra el Salvavidas que le ha permitido flotar segura, contemplando el mar embravecido de las emociones derramadas. Siguiendo la recomendación que le compartí, se ha enfocado en la creación de un Collage, para obligarse a ser consciente, además de poner orden a los marineros amotinados. No le he recomendado qué hacer exactamente, más bien sólo he mencionado las palabras Repetición y consciente.


Me toca a mí hacer lo propio, con las emociones fuera de sus jaulas, haciendo destrozos por todo mi ser, mientras miro con atención, la panorámica que se dibuja delante.
 
He aprendido a observar y ser consciente del desastre, porque en el ser creativo, encuentro material valioso que puedo tomar para crear aquello que es in-creable en condiciones normales.

Y así sucede, mientras me dejo llevar por la Melancolía, es que vislumbro docenas de hilos narrativos que acontecen en líneas temporales aún por construirse, en donde personajes y sucesos inconexos, tienen por brevísimos instantes, Integración y Sentido. Me pregunto si así se sintió el Universo cuando experimentó en carne propia el Big Bang que dio origen a todo cuanto conocemos…
 
En una línea de Narración, aparecen un grupo de existentes libros revoltosos, casi imposibles de sucumbir al Orden de la Paz interna, similar al poblado de letras insumisas que escribiera otrora. Y es ahí donde, como toda una revelación impropia, aparece Remiel, mi perro, para escoger con su hocicote, al líder de la Rebelión tirana, dando con una única mordida, final preciso a una naciente Crisis, que termina tan pronto como ha iniciado.
 
Entonces mi Imaginación me mira, y sonríe.
Es maravilloso cuando juntos, trabajamos en equipo para apagar los incendios insospechados.


Imagen mental, donde ningún libro real fue lastimado o mutilado, y cuya imagen compartida, es una mera Dramatización del momento relatado, siendo tomada de la liga:
http://encuadernacionyabanicos.blogspot.com/2015/
 
Escucho:
Mtv Unplugged. Álbum | R.E.M.

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