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domingo, 28 de octubre de 2012

Ellas son...

Ser arquitecto -en definitiva- transformó mi vida.
Me ha permitido desarrollarme como ser humano en múltiples sentidos.
He descubierto que amo utilizar mis manos. Para dibujar, para bocetear, para generar trazos, líneas, figuras, formas, donde la imaginación pueda finalmente materializarse.
Donde mi ser exprese su potencial.
Mis manos me permiten escribir. Gracias a ellas he plasmado las historias hasta ahora publicadas.
Mis manos son un reflejo entero e integral de lo que soy en realidad.
Me han permitido -a últimas fechas- nadar. Lo que jamás pensé que algún día haría.
Y mi cuerpo entero, mi espíritu, lo agradece en sobremanera.
Son una parte de mí.
Una parte que -en diversos grados y niveles- lo es todo.

Escucho:
Price you pay / UNKLE

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