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martes, 29 de agosto de 2017

He ahí el dilema

Nunca dejaré de ser arquitecto.
Una profesión que, entre la lista de opciones, no se encontraba en la cúspide, y que terminó por tomar el lugar de dos profesiones que se encontraban por arriba de ella.
Aún distante de los escenarios académicos o profesionales, aún, de vez en vez, me llegan propuestas o solicitudes para el diseño o intervención de espacios arquitectónicos.
Esta tarde precisamente me encuentro aguardando en el despacho para la entrega de una de las recientes solicitudes, gracias a un proyecto consolidado hace años, que, aún a la distancia, trae consigo oportunidades.

Me parece irónico que para bien, o para mal nunca dejaremos de ser lo que en algún momento nos convertimos.
Ser arquitecto es una de esas cosas. No importa el Tiempo que transcurra, o que no te dediques más a ello, jamás dejarás de serlo.
Mientras haya oportunidad, podré llegar a convertirme en un par de anhelos más, que siempre he llevado conmigo como sueños.

Además, lo que la Vida me ha enseñado por estos meses, es que los planes están hechos para hacerse, y romperse…

Escucho:
Turntable | TLC

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