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domingo, 5 de mayo de 2019

Más que Construcción...

La Arquitectura no es sólo Construcción.
Quince años de experiencia académica y diecinueve años de práctica profesional me hicieron analizar el actual valor de la Arquitectura y los paradigmas que se han construido en relación a la práctica de la profesión:
La Arquitectura es una disciplina constructiva. Este valor es lo que actualmente le otorga su sentido como medio de obtención de Reconocimiento (Éxito) y sustento económico consolidados.
La máxima aspiración y meta de un arquitecto es la construcción de una obra arquitectónica desde sus cimientos, que trascienda Espacio y Tiempo.
La Arquitectura se limita al ámbito material y técnico, no dando pie a ninguna intromisión de alguna disciplina dentro de su actuar y desarrollo, diferente al Arte, que por definición la acompaña.
La Cultura que la práctica de la Arquitectura incluye, se mide por lo tanto en conocimiento en relación a la identificación de elementos históricos dentro de espacios construidos a lo largo de la Historia.

Esta perspectiva ha conseguido que la Arquitectura sea una de las disciplinas que más tiempo ha tardado en evolucionar y presentar innovaciones disciplinares más allá de las propias, dentro del ámbito del Diseño y la Construcción.
La Arquitectura se ha convertido en una comunidad cerrada y hermética, que muy difícilmente permite la interacción con otras disciplinas que por naturaleza no posean el mismo tinte artístico y técnico-constructivo.
Si la Arquitectura es una manifestación humana, debe por ende tener la misma complejidad que el Ser humano expresa. Y al igual que el Hombre es finito, la Arquitectura debe aspirar a serlo.

Está claro que conocemos mucho de civilizaciones antiguas gracias a la Perpetuidad de las manifestaciones arquitectónicas, pero este hecho sólo confirma nuestra necedad egoísta de dejar huella sobre la Humanidad, olvidando el verdadero sentido de la Arquitectura: satisfacer las necesidades del Hombre. Y una de las necesidades que las sociedades actuales presentan es el Respeto por la Vida, así como la Aceptación de la Muerte.
Nuestros egos han crecido, precisamente, por la Ilusión creada en nuestras mentes de que nuestras presencias son dignas de permanecer sobre la Tierra y dentro de nuestras circunstancias individuales y sociales y deben mantenerse vigentes y válidas durante la Eternidad. Sobra decir que el boom de la Tecnología sólo nos ha hecho tercos, egocéntricos, sordos y necios, creyendo que todos nuestros razonamientos y opiniones son válidos y deben ser escuchados y aceptados dentro de nuestros entornos inmediatos. Es un hecho y una deplorable lección que aún continúa enseñándose en los programas educativos de las instituciones. Los estudiantes se deciden por la Arquitectura por la huella que puedan dejar al Mundo. Una huella física que ilusamente piensan que quedará enmarcada para la Posteridad.

Nuestra falta de Consciencia ante este hecho nos ha llevado a pasar por encima de principios naturales de Respeto, Equilibrio y Armonía con el Entorno. Con todo tipo de Entorno, no sólo con la Naturaleza. Somos incapaces hoy en día incluso de convivir con seres humanos que difieran con nuestras ideas y perspectivas de cómo entender la Vida.

La Arquitectura es una hermosa manifestación humana, que en sus mejores momentos y propuestas, ha logrado captar la Belleza del alma humana, situación que ha sido malinterpretada como el logro de la Trascendencia, es decir, un espacio arquitectónico que debe durar “para siempre”.
La Tecnología y el avance en todo sentido que la Humanidad ha conseguido en este rubro, ha acelerado el uso de los recursos y la satisfacción de las necesidades de los seres humanos, lo que desemboca en una cultura del consumismo donde se pierde Respeto y Consciencia por la verdadera esencia y valor de las cosas, para centrarse exclusivamente en su grado de Utilidad.

Si nos detenemos a pensar, la Arquitectura ha perpetuado un Círculo de Vicio donde el Espacio se convierte en un valor humano que únicamente alimenta el requerimiento fisiológico y psicológico de sus habitantes, creando y manteniendo vigentes pautas de conducta que se dirigen a conseguir un ritmo de crecimiento arquitectónico sostenido como sinónimo de avance y desarrollo.
Las circunstancias actuales han superado nuestras expectativas y proyecciones, en este sentido.

No seremos capaces de mantener un crecimiento sostenido únicamente por la acción de la Construcción, no sin lograr daños irreversibles en nuestros entornos inmediatos. Destrucción de la Naturaleza, sociedades intolerantes ante ellas mismas y ante otras sociedades, conflictos y circunstancias culturares adversas que será imposible afrontar. Los espacios construidos con anterioridad y que abandonen sus funciones, no podrán permanecer en pie, y mucho menos ser mantenidos dentro de la interacción de las sociedades venideras.

La Arquitectura, en un futuro inmediato, deberá abrirse a nuevas interacciones con otras disciplinas, para hallar caminos alternativos que consigan redirigir las acciones profesionales hacia perspectivas radicales y abiertas, que logren comprender a fondo y desde raíz nuestras realidades desde un punto de vista profundo, reflexivo, compasivo y consciente, contactando con principios disciplinares y humanos para que, juntos, amalgamen una cultura real de comprensión del entorno y satisfacción de los requerimientos actuales del ser humano, tanto en su entorno personal, como en su existencia social. La Arquitectura ha llegado a un punto, donde debe plantear espacios y pautas de conducta, que ofrezcan perspectivas profundas de metamorfosis y transformación en la existencia humana, que no sólo involucren el Diseño y la Construcción, sino que se abran a nuevas acciones, para afrontar desde la mente humana de creación, propuestas de trabajo y solución que amplíen la comprensión del Espacio, para dejar de verlo como mera sustancia material al servicio de las manos del Hombre.
La Arquitectura debe ayudar al Hombre a conocer, comprender e intervenir su propio espacio arquitectónico interior, a modificar y realinear sus propios principios y cánones de diseño humano, aquellos que les dan forma y sentido a sus vidas. Sin estos valores reales, la Arquitectura que se diseñe continuará llevándonos a un camino de Degradación e Inconsciencia.

Fotografía editada digitalmente, original, cortesía de Eloísa Delgadillo.

Escucho:
The right thing | James Supercave
Glorious warrior | Electric Guest

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