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viernes, 30 de abril de 2021

Habitándonos a nosotros mismos


Desde que ejercí mi profesión dentro de la
Arquitectura, consideré que el Espacio era muchísimo más que simplemente la materia prima para la Habitabilidad del Hombre.
Tomé clases con el Doctor en Arquitectura Carlos González Lobo, en una cátedra donde me hizo profundizar y reflexionar en relación con la naturaleza propia del Espacio arquitectónico, en una introspección en la que jamás había entrado yo antes, y de cuyo proceso se derivó un texto ilustrado en formato de Cuento, donde comencé a integrar a la Literatura dentro de la reflexión arquitectónica.
Posteriormente, escribí dos libros de naturaleza literaria, centrados en la Arquitectura, y actualmente desarrollo un proyecto más, de carácter reflexivo. De ahí las imágenes con las que decidí acompañar esta nota.
 
Durante mi largo paso por las aulas, impartiendo cátedra, intenté llevar a los futuros arquitectos, a una dirección donde se integrara la Arquitectura, con valores y tópicos propios de las Humanidades, interactuando con conceptos como Creatividad y Habitabilidad, desde el punto de vista humano y metafísico.
 
La Arquitectura es muchísimo más que simplemente Construcción y Técnica. Quedé profundamente decepcionado de las instituciones educativas que encierran a la profesión en cuatro paredes, donde sólo lo palpable y sólido tiene lugar.
 
A cuatro años de distancia de las aulas, de cualquier esfuerzo metodológico centrado en la Academia, he podido trabajar con variables y procesos más allá del concepto básico de la Arquitectura.
Como el Doctor González Lobo me motivó a comprenderlo, la Habitabilidad involucra una especie de Reflexión humana en la que participan elementos y variables que tocan esferas no consideradas actualmente dentro de los procesos de diseño o comprensión del esquema arquitectónico en las aulas. O peor aún, en nuestras realidades profesionales.
 
La Arquitectura, sabiendo que satisface necesidades fisiológicas, psicológicas y espirituales, al paso de las recientes décadas, ha dado pie a requerimientos emergentes que tienen que ver con tres áreas o campos de acción: Los espacios virtuales | digitales, que han demostrado ser una necesidad válida en nuestras sociedades consumistas hoy en día; la importancia del espacio público y social, que requiere urgentemente ser atendido en relación con la creciente obsesión de las sociedades por expresar las inquietudes humanas que han comenzado a ser manifestadas en las protestas e intervenciones violentas por fenómenos como los femicidios o rebeliones sociales en contra de aspectos gubernamentales o hechos ya comunes y no aceptados, dentro de grupos humanos.
 
Y en tercer lugar, la valoración del espacio habitable personal e íntimo, al que hemos regresado por fenómenos naturales graves como la Pandemia con la que actualmente interactuamos y con la que lidiamos, resaltando la importancia del espacio individual como plataforma clave para sobrevivir a contextos de Encierro y Aislamiento social. Comprender a profundidad este último aspecto, tiene que ver con evidenciar nuestra incapacidad con habitar espacios humanos, íntimos y acorazados, siendo conscientes que, como seres humanos, no sabemos resolver nuestras propias carencias y conflictos psicológicos y espirituales.
 
Lo que antes sufrimos como Humanidad al enfrentarnos con eventos como el 11 de Septiembre, donde comprendimos nuestra Intolerancia a nivel global, que derivó en atentados y Violencia extrema, lo vemos hoy por hoy polarizado en el extremo radical opuesto: somos ignorantes al vivir el espacio humano individual, propio e intransferible.
No somos capaces de entablar un diálogo interno y espiritual con nosotros mismos.
 
En este sentido, es irónico cómo, por las condiciones extremas que vivimos, somos obligados a aislarnos de la Arquitectura, en la que durante siglos depositamos nuestras expectativas, deseos, e incluso satisfacción de manías, obsesiones y patologías.
Hoy por hoy no podemos vivir, habitar espacios de ningún género, salvo el espacio habitable íntimo.
Hemos llegado a un punto de quiebre, de Desesperación, por mantenernos aislados del contexto arquitectónico y urbano inmediato, dándonos cuenta que la naturaleza espacial del Hombre es muchísima más compleja que lo que se enseñó en las aulas a lo largo de más de cien años.
Irónico es que ni siquiera podemos acceder físicamente a las aulas.
 
He comenzado a vislumbrar que la Arquitectura puede llegar a comprenderse en relación a nuevos niveles de materialización, comprensión, pero sobretodo, valoración.
 
Lo que actualmente vivimos, nos obliga a voltear hacia nosotros mismos, y a regañadientes, y con sumo Dolor y un golpe mortal al Ego– entender que un nuevo campo de la Arquitectura se encuentra emergiendo, que tiene que ver con la imperiosa necesidad de entender, antes que el Diseño arquitectónico, la Naturaleza propia del Diseño humano.
 
Variables de Bienestar, Reconexión humana íntima, Autoestima personal, y herramientas propias de la comprensión y la administración de las emociones, son elementos cruciales para afrontar y trascender esta etapa por la que actualmente atravesamos. Tópicos que hombres reflexivos, además de líderes espirituales han tocado durante los últimos cincuenta años, que representa la obligada amalgama con el uso de las Tecnologías de la Comunicación.
 
El problema es que nos hemos concentrado en abordar, comprender y resolver necesidades humanas externas a nosotros, pero hoy somos ignorantes, incapaces, además de estúpidos, para enfrentar y entender cómo operan nuestros propios y personales procesos de comprensión humana.
 
No sabemos cómo habitarnos a nosotros mismos.
 
Si no somos capaces de experimentar y desarrollar Compasión por nosotros mismos, no seremos capaces de comprender la compleja situación que vivimos.
 
Por primera vez en la Historia contemporánea del Hombre y la Arquitectura, debemos aprender a auto conocernos, diseñar y construir, nuestros propios espacios habitables humanos, proceso que involucra elementos de desarrollo espiritual, de profunda Introspección y Seguridad interior, donde se tocan elementos de Autoestima, Autocompasión y Fuerza de Voluntad emocional, que deriven en actitudes sociales esenciales, como Consciencia social, Respeto y Tolerancia, por mencionar sólo algunos.
 
 
Escucho:
Prodigal | Porcupine Tree

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