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domingo, 6 de enero de 2013

Neurogénesis

Los más recientes estudios científicos han echado abajo mitos que guardábamos en torno al cerebro, y su desarrollo a través del tiempo.
Como especialista en creatividad, me intereso en el desarrollo de la mente, y su evolución a lo largo de los años.
Tiempo atrás trabajé con niños, en procesos de metodología creativa para confirmar o reafirmar conocimientos específicos. Al interactuar con ellos, me concentré en el proceso de aprendizaje, más que en el conocimiento mismo que ellos adquirían.
Ahora que he estudiado más a fondo los procesos cerebrales, comprendí que los niños, cada día, generan nuevas relaciones neuronales dentro de sus cerebros. Su temprana edad, permite que su cerebro active incesantemente partes nuevas cada día, lo que les confiere a los infantes su fantástica habilidad de aprenderlo todo.
Contrario a lo que se pensaba -y siguiendo con el orden de ideas de personalidades como Daniel Goleman-, confirmo que el cerebro, al morir sus células por diversas causas, permite la oportunidad de crear nuevas, en un proceso biológico que los científicos han llamado neurogénesis.
Hace algunos meses, decidí comprobar la teoría en mí mismo. Es una técnica común que aplico para analizar el desarrollo de hipótesis de trabajo, o simplemente comprobar teorías científicas que he encontrado y han despertado el interés. Diseño hipótesis de investigación, y genero planes a cumplir en ciertos lapsos de tiempo, con alcances definidos.
He llegado a la conclusión que los adultos son capaces de generar de igual manera células madre, que les permiten a sus cerebros, mantener, restablecer o, incluso, crear nuevas relaciones entre las diversas partes, superficiales y profundas, que permiten el aprendizaje.
La edad es un factor determinante, pero no significa que sea preponderante para permitir o impedir el desarrollo de nuevas células. En notas subsecuentes hablaremos de los factores y circunstancias óptimos para la existencia de la neurogénesis.

He experimentado con actividades físicas y artísticas [como el dibujo y la Música, en particular la práctica de guitarra]. Ésta última le dio un revés a mi teoría. Sin saber absolutamente nada de Música, mi cerebro, con la adecuada guía, comenzó a desarrollar relaciones neuronales que me permitieron en un periodo de tres meses, comenzar a crear habilidades que antes no poseía. Los órganos que se vieron mayormente afectados fueron el oído y el sentido del equilibrio. Mi cerebro comenzó a crear relaciones entre partes que antes no se encontraban en relación. Mi memoria, inclusive, se vio fortalecida y se potencializó a niveles que no esperé desarrollar en periodos cortos de tiempo, y menos con una práctica de carácter artístico. Hubo una mejoría palpable en el control de la atención [ya que suelo sufrir lo que muchos científicos denominan atención volátil].
La práctica del instrumento sentó las bases para el desarrollo de otra competencia que tiene que ver con la inteligencia emocional: la adecuada canalización de los sentimientos, y una capacidad para expresarlos de manera más abierta y clara.

Enumero los procesos, sistemas y órganos, influenciados en el experimento:

  • Oído, con cualidad consciente para identificar tonos y niveles de sonoridad diversos, además de reconocer sonidos y poner mayor atención al ambiente sonoro circundante.
  • Sentido del equilibrio. Capacidad que benefició al cuerpo de manera integral. Una considerable disminución de accidentes por actitud “despistada”.
  • Mejora en la memoria, que desarrolló en el lapso de cuatro meses, un alcance a largo plazo, que se continúa fortaleciendo hoy en día.
  • Concentración de la atención en eventos o circunstancias determinados, donde antes era complejo enfocar la atención por más de quince minutos.
  • Claridad para identificar y expresar estados de ánimo y sentimientos, haciendo más sencillo compartirlos con las personas que me rodean.

Si tomamos en cuenta mi edad -que supera los treinta años-, mis expectativas de desarrollo de habilidades eran casi nulas. Jamás tuve contacto con actividad artística musical alguna durante mi infancia o juventud temprana, por lo que decidí experimentar con la Música para comprobar el desarrollo de los procesos de mi cerebro.

Con lo anterior no quiero decir que todos deberían estudiar Música, o practicar guitarra o cualquier otro instrumento. Sólo que mi caso -y la nula experiencia previa en torno a la Música- confirmó la existencia de la neurogénesis, y la extraordinaria capacidad de la mente de sentar las bases para el desarrollo de competencias infinitas.
Finalmente, cada uno debe buscar habilidades y cualidades que sean favorables para el desarrollo de una actividad fija para la ejercitación de la mente y el cuerpo. Me ha quedado más que claro que no poseo cualidades innatas para elegir la Música como una actividad profesional o, a lo mucho, definitiva, en mi vida, pero he descubierto la oportunidad de expandir las potencialidades de mi cerebro.

Eso, debe ser una ganancia extraordinaria.
La vida no se acaba a los treinta… o a cualquier edad que usted desee colocar sobre la línea.

Imagen tomada de la liga:

Escucho:
Love Etc. / Pet Shop Boys
The Jean Genie / David Bowie
Always on your side / Sheryl Crow featuring Sting
Lonesome for a place I Know / Everything but the Girl

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