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viernes, 27 de octubre de 2017

Triste, pero cierto

Imágenes que guardábamos en las profundidades de la memoria digital extraíble.
Porque la Vida me hizo comprender, de la manera más difícil, que el tiempo de existencia individual no es eterno, ni mucho menos concuerda en la realidad con las proyecciones que te hagas de él en tu propia vida.

Las imágenes, fotografías y panorámicas se irán desempolvando paulatinamente, mientras nos adentramos en las hondonadas, los recuerdos, las memorias de los viajes, de las travesías, encontrando momentos inéditos de los que hablamos o escribimos de manera oficial, pero cuyos fragmentos, enfoques o ángulos, más íntimos y personales, quedaron resguardados sólo para la contemplación personal.

Se ha hablado ya que los libros que nos prometimos a nosotros mismos, han comenzado a escribirse. El proceso es lento, y requiere de mí, paciencia como nunca antes. No me interesa pensar en que si tendré la Vida. Paciencia tengo, y en la travesía hacia las profundidades de mi alma, encontraré material y fortaleza para continuar desarrollando las historias y los proyectos.
Quiero compartir estos instantes personales. Al final así lo entiendo son fragmentos de mi propia vida que terminan de definirme. Las partes ocultas, en ocasiones arrojan más luz sobre ti, que las partes evidentes que decides expresar abiertamente.

En la imagen que acompaña a esta nota, la larga espera me hizo capturar instantes, precuelas de la gran imagen buscada, a lo largo de las largas horas en cuclillas, acechando, observando, calculando. La Vida descubrí transcurre en dos tiempos: uno material, y otro espiritual, como lo muestran estos hermanos. Integrantes de una familia de tres generaciones, cada tarde danzan en la plaza principal de su ciudad natal, representando ellos sin imaginarlo o saberlo siquiera fragmentos que perpetúan la Historia de una cultura (que era lo que yo buscaba). La espera, sentado, ora en el piso, otras veces semi flexionado, o en la fuente central, me hizo formar parte del tiempo espiritual de dicha familia. El mundo parece detenerse, acontecer a un ritmo diferente. No coloqué los audífonos en mis oídos, a través de los cuales fluía la Música, por temor a romper ese ritmo delicioso, separado, dentro de otro plano de existencia. Me limité a sentarme, observar. Y aguardar.

Irónica la Vida, ya que semanas después, en casa, yo mismo despertaría con una afección en las profundidades de mi cuerpo, que me hizo detenerme y llorar en silencio, haciendo los cientos de cuestionamientos en torno a las razones de mi sufrimiento, extrañando ese largo momento, detenido en el Tiempo, mirando la danza mágica que fotografié, y su contexto, observando a la Vida, ajena, externa a mi ser, aconteciendo en piezas exquisitas de Eternidad.
Fue el primer paso para detener mi vana existencia, romperla furioso, e intentar comenzar de nuevo, no importara que fuera demasiado tarde.

Así las cosas.
Así los recuerdos.
Y las memorias.

Escucho:
Square one | Beck

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