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viernes, 22 de diciembre de 2017

Montañas lo suficientemente altas

Los límites y los obstáculos son sólo producto de nuestra mente.
Es cierto que las adversidades existen, y que las circunstancias podrán en algún momento plantearnos retos, sin embargo, depende de cada quien confrontarlos. Este año en especial fue un año complicado en muchos sentidos. Agradezco que el punto álgido de mi propia crisis se diera tan solo a mediados del segundo mes del dos mil diecisiete, lo que me dejó cerca de diez meses para afrontar lo inevitable, y asimilar la dura realidad.
Con mi cuerpo decayendo de manera crónica, y con una seria depresión y descenso en el ánimo, me planteé como meta trabajar sobre él, su fortaleza y resistencia, planteando dos actividades para lograrlo. La Natación, que este año cumplió su décimo aniversario en mi vida, y el Ciclismo, que representó una dura lección personal que inicialmente me golpeó a la cara por hacer evidente mi falta de constancia en mí y mi capacidad de tomar riesgos. Carecía por completo de estima en el ámbito físico, y temor a plantearme nuevos obstáculos, por creer solamente en mi debilidad, y jamás en mi propia fuerza.

La primera invitación a cumplir una ruta de ciclismo de más de veinticinco kilómetros y altitud de dos mil ochocientos metros vino en abril, cuando mi hermano, seguramente al verme deprimido, intentó alentarme a continuar y luchar por una recuperación física difícil y médicamente no alentadora. Lo miré, me quedé quieto un momento, y sólo le dije que me diera algunos meses para entrenar por mi cuenta, y convencerme a mí mismo que deseaba continuar adelante.

Con un entrenamiento ciclista urbano de cerca de cincuenta kilómetros a la semana, y poco más de cuatro kilómetros en natación, además de un cambio de bicicleta, recorridos, y constancia y decisión, emprendí la lucha contra diagnóstico de mielodisplasia y pérdida de condición física, trabajando a contrarreloj con mi cuerpo, que hasta la fecha presenta degeneración celular.
Ocho meses me tomó considerarme listo para un primer recorrido con características que no imaginé jamás tomar.
Mis expectativas personales al iniciar el recorrido no eran muchas, pero, gracias al apoyo de las personas que quiero, y que me han tenido infinita paciencia y me han alentado y, sobretodo, respetado mis decisiones y tiempos, logré concluir hoy el recorrido, rompiendo un récord de tiempo en distancia, incluso.

Aún siendo inciertas las condiciones médicas y físicas que me rodean, agradezco que mi crisis personal haya acontecido a inicio de dos mil diecisiete, lo que me dio tiempo suficiente para plantarme delante de mí mismo antes del cierre de año, mirarme a los ojos, y convencerme tras circunstancias y decisiones adversas, de que no desistiré, porque el deseo de continuar prevalece y gana a todo lo demás. No tenemos la vida asegurada, pero sí la capacidad de decidir cómo afrontarla.
El Tiempo, las circunstancias y el Universo, definirán el resto.  

Escucho:
Going under | Evanescense
Keep me in your heart | Warren Zevon

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