.

.

miércoles, 26 de junio de 2013

Serendipia

Si alguien recuerda aquella película protagonizada por Kate Beckinsale, llamada `Serendipity´, donde el Destino era definido por una serie de circunstancias que guían la dirección en el camino de las personas, hasta la llegada de un momento o hecho crucial.
En ese momento comprendí nada de la trama, o el mensaje implícito que deseaban yo hallara en ella.
Hoy lo comprendí absolutamente todo.
Creo que el Destino no es un ente, ni mucho menos un pergamino divino donde ABSOLUTAMENTE toda tu Vida se encuentra escrita, sin la oportunidad de realizar cambio alguno.
El día de hoy, una serie de circunstancias interconectadas, en menos de dos horas, llamaron poderosamente mi atención, a niveles que jamás había considerado.

Veamos. La situación fue más o menos como sigue:
Con una holgura considerable de tiempo, me enfilo a un trámite en las afueras de la ciudad, que no debe tomarme más de quince minutos. Todo perfectamente calculado nótese como enfatizo el `perfectamente´. Al llegar al edificio, emprendo la caminata, rápido y seguro, hacia la oficina a la que debo presentarme. Al llegar al piso previsto, tomo el camino directo hacia la oficina del fondo, donde encontraré a la persona con la que cierro trato.
Sorpresa. Oficina vacía.
Cuando entro para mirar hasta el fondo, una sola persona inmersa, trabajando.
Una querida amiga que hacía poco más de año y medio que no veía, por no saber algo de ella.
Increíble. Me equivoqué de ala. La siguiente era la que debía visitar, no ésta. Una sola curva en el camino me desvió hasta ese lugar.
Tenemos mucho de que hablar. Y hablamos. Pierdo toda la holgura del tiempo ganado…
Tengo una cita a las tres. Cinco antes de la hora salgo del edificio fuera de la ciudad, para ir al centro de ella.
Jamás llego tarde. Y cuando digo jamás, hablo de que en verdad intento no llegar impuntualmente. No me enfado ni estreso. Acepto el hecho, e intento afrontarlo.
Llamo a mi cita. Dos teléfonos registrados en agenda para comunicarme. Ninguno en línea. No hay respuesta ni forma de establecer contacto.
Damn it!
A ciento diez kilómetros por hora, haré once minutos hasta mi destino.
Una hilera de treinta y tantos coches, reduciendo el tránsito de vehículos, a la mitad de la velocidad considerada para llegar a cita. Entrando a la ciudad, una salida de escuela primaria me retrasa seis minutos más.
Atorado en calle de un solo sentido y un solo carril.
Algo dentro de mí me dice que permanezca en ese carril, que no de la vuelta para tomar atajos.
Y me tranquilizo. Sé que así debe ser… [¿Lo sé? ¿En serio? No puedo explicarlo, pero así es]. Dedico algunos segundos a dilucidar esa pizca de serenidad que titila en el fondo de mí.

Llegando al lugar de encuentro, veintidós minutos tarde, pienso que mi cita se ha marchado.
Tres minutos después, ésta llega.
Me aseguran que el acuerdo fue a las tres, treinta.
No fue posible, corroboré dos veces. Era media hora antes.
Me río. Nos movemos de lugar. Por azares del destino decidimos ir a comer a otro sitio.
Al llegar, nos sentamos. Todo tranquilo.
Dos minutos después, cuatro conocidos, que desfilan uno tras otro, y a quienes saludo con gusto. Sin saber de dos de ellos en cerca de cuatro años.

Al finalizar la tarde:
Trato cerrado y documentos recibidos.
Ayuda para la implementación de un programa educativo.
Contacto en un departamento social de gobierno.
Una cita para nadar el próximo fin de semana.
Y charla amena y necesaria con cita de las tres [y media].
Si no hubiera perdido la holgura de tiempo prevista, no hubiera obtenido ninguna de las circunstancias anteriores.
Un solo minuto hubiera hecho la diferencia.
Sin mencionar que buscaba un tema metafísico del cual escribir en la nota de hoy.

Sólo digo que podemos aprender a interpretar las circunstancias, porque implícitas en ellas se hallan las claves para surcar el Destino. Finalmente pienso, el `Destino´ es la serie de acontecimientos que vivimos para llegar a una meta, no la meta en sí.
Me he dado cuenta que es más sencillo dejarse llevar por las circunstancias mismas, antes de dialogar con ellas. Si, en medio del desastre, te percatas, y escuchas con atención, descubrirás la dirección en la que debes o no debes dar el siguiente paso.

Ahora lo entiendo, claramente.

Imagen tomada de la liga:
Perteneciente al sitio:
[Visitado durante el día en que se escribió la presente nota].

Escucho:
Who says / Friends, lovers or nothing // John Mayer
The Sodom and Gomorrah Show / Pet Shop Boys

No hay comentarios:

Publicar un comentario