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viernes, 22 de abril de 2011

Coincidencias

¿Por qué tomamos fotografías?
Desde hace cinco años, la fotografía se convirtió para mí en un medio de expresión, una manera de compartir aquello que no puede hacerse ciento por ciento con palabras. La idea de un blog [que comenzó siendo más un diario, sin las opciones y posibilidades reales de un blog] fue lo que motivó a fundir en un solo espacio la imagen con la palabra escrita.

Siendo escritor, no bastaba solamente dejar implícito ese cúmulo de sentimientos que inspiraban cada nota. Además, cada texto era inspirado, motivado por una serie de circunstancias que le daban forma y le hacían cobrar vida dentro de mí.
No es lo mismo que sucede cuando trabajo en un libro. La esencia es más compleja, y a pesar de estar motivado por momentos individuales, uno debe tener en mente el final, el objetivo al que se desea llegar, cosa que en notas separadas no siempre es un requisito implícito.
Quizá sea eso lo que me mueve a continuar escribiendo en esta especie de diario.
Es un ejercicio, no sólo de escritura, sino de imagen e, inclusive, de Música.
Para mí la Música es un compañero perpetuo e inseparable, que viaja conmigo la mayor parte del tiempo. Vivir sin Música -por lo menos para mí- es imposible.
Cada vivencia, cada experiencia, cada momento se ve acompañado por las notas de alguna melodía en particular. Y cada uno de esos momentos se traduce en un texto, en un conjunto de frases y palabras que, finalmente, tienen una meta de índole personal.
Estas notas no siempre están dirigidas a alguien en especial -aunque me he dado cuenta que existen quienes las tomas literalmente personales. No lo son-. En ellas se dibuja entre líneas aquellas sensaciones o sentimientos despertados, que rara vez tienen que ver directamente con la persona que los motivó.
Me gusta centrarme en lo que sucedió tras el evento, más no en el evento mismo.
¿Se comprende la idea?
Una fotografía me ayuda a no olvidar que se trata de un instante acontecido, que va mucho más de mi simple y humana percepción. Algo hermoso que tiene ese momento, es que es mucho más grande que yo, que la persona o personas involucradas.
Y si lo observamos en conjunto, encontraremos elementos, luces, sombras, detalles en primer, segundo o último plano, que no vemos en primera instancia, pero, con el pasar de los días, nos hace percibir un halo de verdad que antes no fuimos capaces de descubrir.
Hoy, temprano, recién redescubrí un texto que escribí hace cerca de cuatro años…
Es irónico cómo pasa la vida… Y parece ser tan corta.
Me agrada ser escritor. Puedo dejar plasmado el pasado y parte del presente… El futuro no existe como tal, pero se encuentra desdibujado entre las líneas de un escrito, sin duda alguna.
Ayer platiqué con la persona que motivó ese texto, ya antiguo…
Le estoy agradecido por ser parte importante de mi vida.
Leyendo esas notas anteriores, uno recuerda lo que vale la pena vivir en un momento complejo, y repleto de soledad…
Un diario es para eso… Para dejar plasmado ahí los sentimientos, los miedos, las tristezas, las alegrías…
Y también para recordar a las personas que, al paso lento de los años, están ahí, contigo, creciendo, madurando y, en mi caso particular, motivando textos, inspirándome para ser mejor persona de lo que creo no ser más.
Gracias, Luis Enrique.
Siempre apareces con aquellas situaciones que me hacen revalorar lo que ha acontecido en mi propia vida a últimas fechas...
Gracias de verdad.
La amistad es invaluable, y las enseñanzas que deja, lo son aún más.
¿Qué tiene que ver la imagen con todo esto?
Sólo un recordatorio de que a veces, no reparamos en el detalle de las sencillas trivialidades, que nos dicen más de aquello que no vemos.


Escucho: You to me / Donna Lewis

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