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viernes, 29 de marzo de 2013

Todo un revólver...

Escuchando el álbum Revolver, de The Beatles, me queda claro que los mejores álbumes de la historia de la Música fueron escritos entre los años sesentas e inicios de los setentas. Este álbum en particular, junto al Rubber soul, el Sgt. pepper's lonely hearts club band y The white album, son verdaderas joyas del rock and roll, que presentan innovaciones, no sólo en el proceso técnico de grabación y mezcla, definido por la tecnología y los avances que permitieron una riqueza y complejidad sonora jamás escuchada antes, sino por el proceso creativo de diseño y composición de las melodías.
Irónicamente, fue durante la concepción de Revolver, donde se comenzaron a dar los casos de experimentación de los miembros del grupo con las drogas, en especial con LSD [Dietilamida de ácido lisérgico], que le permitió a John Lennon, componer melodías que llevaron el rumbo de la banda, a nuevos y más profundos niveles.
Durante esa época se daba el inicio de la banda legendaria, llamada Pink Floyd, cuyo primer líder, y uno de los fundadores, Syd Barrett, daría comienzo a su historia con el uso desmedido de las drogas, hasta escribir esa narrativa de vida que influiría en la carrera del mismo grupo que fundó, y que debió abandonar, quedando plasmada en el álbum Wish you were here.
Es extraño que la complejidad de Revolver, inspirada claramente por el uso de drogas, le haya llevado a convertirse en uno de los álbumes mejor logrados de la Historia, de acuerdo a las críticas especializadas. Es extraño, porque, hasta el día de hoy, drogas como la LSD se encuentran en estatuto de ilegales, en la mayor parte del mundo. Revolver es un extremo de la situación, donde el uso se mantuvo sólo como simple inspiración, mientras que el caso Barrett, es una prueba del abuso y la destrucción de una carrera. Al final, Pink Floyd pudo sobrevivir a las circunstancias, pero su líder original, no.
Casos similares de álbumes brillantes [de los que se han hablado en notas anteriores], como el Mellon Collie and the infinite sadness, cuyo grupo, Smashing Pumpkins, tiene una larga historia de abuso de sustancias. El disco mencionado, fue catalogado por la crítica como el mejor del año en el que fue lanzado, y uno de los mejores de toda la década, comparado incluso con joyas como The wall. Lo único en contra sería [aparte de las drogas, obviamente], el ego de su líder, Billy Corgan.

La Música, después de todo, permanece, y hoy por hoy, que me encuentro redescubriendo lo que se escribió y vivió hace más de cincuenta años, intento desenmarañar los procesos creativos de verdaderas joyas artísticas. Como diseñador, inmerso en la génesis del Diseño, uno se pregunta hasta qué grado la influencia de circunstancias externas debe ser permitida, conscientemente, dentro de la creación y concepción de ideas.

Como reza la imagen que se comparte en esta nota -despojándola de toda ironía-, concuerdo en su leyenda: Keep calm and listen to The Beatles

Imagen uno, editada, original tomada de la liga:

Imagen dos, editada, original tomada del sitio:

Escucho:
Glass onion / I´m so tired / I will // The Beatles

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