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martes, 7 de octubre de 2014

Sangre Azteca

Por la sangre azteca fluye la vitalidad del Universo.
En el interior del corazón de un guerrero águila, se contiene la fuerza de cien estrellas.
Por las venas del cuerpo del guerrero, se traza el Destino de la Humanidad entera.
Un sacrificio, la pérdida de un corazón azteca, que deja de latir, simboliza la apertura de un gigantesco agujero negro, que devora fragmentos del Cosmos que nos rodea.
El corazón del guerrero águila ofrecido en sacrificio, es el mayor de los honores que puede dedicarse a los dioses que gobiernan la cúspide del Yaxché, el bello y viejo Árbol de la Vida que une para siempre los planos de existencia, los mares con los cielos, y a partir del cual se levanta el eje rector del Universo sin final alguno.
Al corazón del guerrero águila que es muerto en combate, le siguen rugidos en lo más profundo de las tierras, quienes tiemblan al sentir que una porción de su Vida misma se escapa para siempre, en las tinieblas del Limbo del Olvido.
Al corazón que muere, le llora el mismísimo Universo, apagándose de repente millones de constelaciones, sumiendo al Cosmos en una oscuridad y una penumbra, en señal de luto tras la invaluable pérdida.
El corazón de un guerrero águila es la recreación del Todo, manifestándose en un ir y venir infinito, donde la Vida y la Muerte se confrontan interminablemente tras cada latido, tras cada potente bocanada de sangre que emana del ventrículo.
El Dios sabe que en cada corazón sacrificado, el Hombre entrega una parte de su alma, en recordatorio de solemne acuerdo por la oportunidad de la existencia humana.
Un corazón de un guerrero águila, es el más valioso tesoro en este plano material, obsequio de los dioses, que solamente deja de latir, cuando los destinos de la Humanidad colapsan de manera salvaje, furiosa, contra las rocas del acantilado del devenir de una nueva Tierra…

Texto inspirado por clase de Cultura Azteca

Ilustración tomada de galería:

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