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sábado, 8 de enero de 2011

Despertar en un espacio...

Habitar un espacio es algo paulatino y reconfortante.

Una parte de ti lentamente se desprende de tu persona para llenar ese hueco de un espacio muerto y vacío.

Las horas transcurren sin aparente noción, mientras vives por vez primera ese mapa espacial cuya configuración y forma poco a poco tendrá sentido y aportará experiencias a tu vida, momentos que guardarás en la memoria, como una parte importante de lo que aconteces y lo que te define como persona.

Es un misterio lo que hay por descubrir. Identificar los tenues sonidos, los crujidos, los diminutos golpes del viento al transitar por los alrededores, por las calles, entre los árboles. Los murmullos de la gente que camina, de los muros que se levantan y resisten el movimiento de la ciudad entera bajo los rayos de un sol que por siempre los contempla. Las nuevas vistas, los imperceptibles cambios de las hermosas tonalidades de cada atardecer que tiene lugar vez tras vez, mientras con atención, observas…

El espacio, aunque no lo pienses o lo creas, tiene un comportamiento propio, una personalidad y una serie de actitudes que muestra tímidamente a aquél que lo habita. Es un mutuo diálogo entre la esencia de las almas de dos personas, cada una de las cuales posee una serie de circunstancias que les han dado forma y sentido a sus respectivas existencias.

Esa charla matutina, vespertina y nocturna, perpetua durante el tiempo que se compartan el uno al otro, permitirá el crecimiento de ambos dialogadores, quienes miran cómo su reflejo se desdibuja en aquél a quien escuchan…

Habitar un espacio es como tocar delante de un piano. Es una plática cálida y sincera en medio de sonidos suaves que al paso de las horas, de los días, de los meses, se transforma en una hermosa melodía que fluye armónica y sin descanso, y que se torna familiar y estimada, como el agua de un río que nunca deja de moverse y acontecer, que eres capaz de reconocer una vez que su cauce forma parte de tu vida. En él te sientes íntegro, equilibrado, conectado contigo y con todo lo que te rodea.

No importa lo que suceda, ese espacio será -a partir del momento en que lo decidas- una excelente compañía, una gratificación al término del día, una verdadera bendición.

Escucho: Half of my heart / John Mayer with Taylor Swift

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